miércoles, 13 de junio de 2012

Beatriz de Orleans: "He luchado mucho y nunca he vivido de los títulos"

Educada, cercana y apasionada. Así es Béatrice Marie Pasquier de Franclieu, conocida como Beatriz de Orleans, la princesa de eterno acento francés, cuyo nombre estuvo ligado a Dior durante casi 30 años y que actualmente ejerce como presidenta de la Asociación Española del Lujo.

Como buena parisina, Beatriz ha sido una mujer adelantada a su tiempo y no siempre ha sido bien entendida en España. Su decisión de trabajar, tras quedarse su marido en paro, la convirtió en objeto de muchas críticas.

Sin embargo, ella está orgullosa de haber sido la primera mujer consejera delegada de una empresa en España y de haber sacado adelante a sus cuatro hijos. En 1994 y tras 27 años de matrimonio, se separó –que no divorció– de Michel de Orleans, hijo de los condes de París.

Beatriz habló con 'Hoy Corazón' en el marco del Marbella Luxury Weekend, un evento organizado para relanzar el glamour de la localidad malagueña, en el que la princesa actuó como madrina.

Hoy Corazón: ¿Cómo explicaría el fenómeno del lujo, una industria en constante crecimiento en época de crisis?
Beatriz de Orleans:
El lujo empieza cuando se termina la necesidad. El lujo es un plus y en este momento, tiene un aumento de facturación importante. El 80% del lujo mundial proviene de cinco países de Europa: España, Francia, Italia, Reino Unido y Alemania. La explicación de por qué el lujo va bien es porque es cultura y hace soñar. ¿Por qué una persona va si no a comprar una laca de uñas de 40 euros de Dior, cuando la tiene por dos en los chinos? Cuanta más cultura se tiene, uno se da más cuenta de la sofisticación y de la calidad. El lujo es sensibilidad. Con la crisis, hay un montón de firmas de mercado medio que desaparecen y en cambio el lujo permanece y crece.

H.C.: Es un concepto muy unido al dinero...
B.O.:
Sí, pero voy a poner un ejemplo: en un buen bolso, la piel de la vaca tiene que ser excelente y para ello, el animal debe estar muy bien cuidado. Si le pica una mosca, su piel ya no vale. Por otro lado, un buen bolso tiene que aguantar igual en Catar, con 45 grados al sol, que en un país nórdico a 40 bajo cero. La piel tiene un proceso muy minucioso y es normal que la pieza sea cara. Por eso digo que es cultura, porque el que adquiere un bolso de 4.000 euros sabe lo que está comprando. Cuando llegué a España, hace 30 años, las mujeres no tenían la imagen que lucen en la actualidad. Entonces se maquillaban mucho, tenían el pelo lleno de laca y no se preocupaban mucho por su alimentación. Ahora, se cuidan la piel, el pelo...

H.C.: ¿Cuáles son los lujos que usted se permite?
B.O.:
En mi caso, lo que más aprecio es el tiempo libre. Me encanta escuchar una ópera o dar un paseo por El Retiro... Tengo una casa en San Pedro de Alcántara (Marbella) y me gusta irme allí con mis perros. Es la bomba.

H.C.: ¿Cuál es su labor en la Asociación Española del Lujo?
B.O.:
Soy presidenta junto con Cristina Martín. Cada país europeo tenía su asociación y España también debía tenerla. Nuestra labor es reunir a todas las marcas de lujo, ayudar en la comunicación, los puntos de distribución y la propiedad intelectual, y dar a conocer el 'Made in Spain' fuera. Si el lujo es excelencia, España tiene un montón de empresas.

H.C.: Ostentó cargos importantes en una época en la que no era muy común en una mujer.
B.O.:
Fui la primera mujer consejera delegada en España y eso para mí es un honor. Recuerdo aquella primera reunión rodeada de hombres...

H.C.: Porque usted nunca ha ido de princesa por la vida...
B.O.:
No, he luchado mucho y jamás he vivido de los títulos. Además, Francia es una república y de poco serviría. Estoy orgullosa de mi familia, pero eso no te da ningún derecho. El trabajo nos dignifica a todos.

H.C.: ¿Cómo compaginó el trabajo y el cuidado de sus cuatro hijos cuando eran niños?
B.O.:
Fue duro. Me levantaba por la mañana y me repetía: ‘No tienes que fallar’. Fue muy difícil, porque, además, me criticaron mucho. Había gente que no entendía por qué trabajaba.

H.C.: Y, además, se separó...
B.O.:
Sí. Hay miles de mujeres que hacen lo mismo, pero en España era muy duro. En una ocasión, tardé dos meses en pagar el alquiler y el dueño, un señor riquísimo, me echó de mi piso. Tenía cuatro hijos y trabajaba 14 horas diarias. Acudí a un tribunal y no me sirvió de nada.

H.C.: ¿Nunca pensó en marcharse de España y regresar a Francia?
B.O.:
No, porque mi historia con España ha sido de amor. Mi marido y yo vinimos para tres años y nos enganchamos a este país. Empecé con Dior y el grupo quería darme un puesto más ambicioso en Estados Unidos. Tuve que elegir entre ser una superwoman en Nueva York, con chófer y demás, y tener a mis hijos esparcidos por ahí, o quedarme en España, donde mis pequeños eran felices. Opté por quedarme en España y tener una familia.

H.C.: ¿No se le ha pasado por la cabeza volver a casarse?
B.O.:
Mi marido y yo no estamos divorciados porque eso es una cuestión económica y como no me pasa dinero, no lo hemos hecho. Si uno de los dos quiere volver a casarse, nos divorciaremos. Tengo amigos y vivo con una persona fantástica y brillantísima, pero no pienso en volver a casarme. Me llevo muy bien con mi marido y me casé muy enamorada, pero se acabó y he elegido quedarme así.

H.C.: ¿Sus hijos siguen viviendo en España?
B.O.:
Uno está en Estados Unidos; otro, en Inglaterra; otro en Portugal, y otro, en Francia. Y tengo nueve nietos. Criar a mis hijos fue duro, porque en la moda no hay horario. He viajado mucho y era terrible hacerlo con ellos enfermos, pero, al final, me ha compensado.

H.C.: Estudió Ciencias Políticas y se ha dedicado a la moda.
B.O.:
Hice Políticas, pero tampoco era una carrera tan difícil. En Francia, te criaban para estudiar. Luego, me encantaba escribir y fui redactora de una revista de moda, Women’s wear daily. Me apasiona este mundo.

H.C.: ¿Cómo recuerda su paso por Dior?
B.O.:
Me encantó y estoy muy agradecida. Además, soy amiga de Bernard Arnault. Cuando salí de allí, empecé a trabajar en el centro macrobiótico Sha Wellness, que lleva tres años funcionando y hay lista de espera. Tienes que apasionarte con lo que haces. La edad da igual.

H.C.: ¿Tiene tiempo de ejercer como abuela?
B.O.:
Como viven en cuatro países del mundo, sí. En verano, vienen a San Pedro de Alcántara. Yo soy una gran defensora de Marbella y me parece injusto que se la haya juzgado tan duramente. Creo que tiene que ver con este afán de los españoles por hacerse daño a sí mismos. Por eso está bien que una francesa presida la Asociación Española del Lujo. Soy objetiva. 


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