
El Daily Mail publicaba ayer esta foto, que se supone que se trata de un desnudo que le hizo a Liz Taylor otro de sus mejores amigos gays (el actor Roddy McDowall) cuando la actriz tenía 24 años y que ella usó como regalo de pedido para su tercer marido, Michael Todd -que le duraría poco más de un año por culpa de un accidente de aviación donde el buen hombre la palmó-. Y esta es mi parte favorita.
Independientemente de si se trata realmente de Liz o es un fake como una catedral gótica, lo simpático del caso es que, si fuera tal y como nos cuenta el tabloide, Liz era una genia: ella no dejaba de acumular joyones (que se subastarán próximamente en Christie’s y por lo que se podrían recaudar más de 100 millones de euros que irán destinados a la lucha contra el sida), pero cuando le tocaba regalar un Rólex o un Cartier a un futuro marido, prefería ahorrarse el pastón, despelotarse y regalarle un retatito picante. Qué lista…
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