- En Europa ha sorpendido el atuendo elegido por la reina Beatriz de los Países Bajos para visitar la gran mezquita de Abu Dabi.
Es verdad que toda visita oficial a los Emiratos Árabes Unidos debe empezar en el santo templo en el que está enterrado el jeque Zayed bin Sultan Al Nahyan, que fue el primer presidente del país, pero hasta ahora no era necesario someterse con tanto rigor a las costumbres islámicas para acceder al mausoleo. Y, menos aún, las reinas y las princesas occidentales, que siempre han disfrutado de una mayor tolerancia que el resto de las visitantes.
Sin embargo, el integrismo avanza en los países musulmanes y ni siquiera las monarcas invitadas se libran de esta nueva corriente. La primera vez que estuve en la mezquita de Abu Dabi fue en 2008, con el Rey –a ese viaje no le acompañó la Reina–. A las periodistas solo nos exigieron que nos cubriésemos el pelo con un pañuelo para acceder al recinto sagrado. Eso sí, hubo dos españolas que venían con la delegación, la entonces secretaria de Estado de Comercio y la directora de una agencia comercial, que sin preguntar si era necesario o no, se pusieron sin rechistar las tradicionales abayas.
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